Galeria de Arte
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Mar Enríquez


Mar Enríquez
"En busca del color"

del 3 al 30 de noviembre 2021

Inauguración: Sábado 6 de noviembre de 20021 de 11:00h. a 14:00h.



Visitas en un entorno seguro para todos



Mar Enríquez

Los árboles y las personas

Mi historia comienza en el mar. Un viaje peligroso a una tierra desconocida. Un naufragio. Las aguas desatadas rugen embravecidas. La nave se quiebra y se rompe en mil pedazos… y todos sus ocupantes, impotentes, mueren ahogados. Todos, menos uno, una dama… cuyo espíritu es más grande que el océano y cuyo valor es más fuerte que el abrazo del mar. No le espera una muerte entre las aguas, sino, una nueva vida, en una tierra extraña. Será una historia de amor, porque ella será mi heroína, para siempre. Con estas palabras inicia Shakespeare su historia, pero parece que fueron escritas para narrar otra historia. Una historia, que también habla del mar y de una valiente heroína.

Esta heroína, es mi madre, que lleva el azul en su nombre y conoció el Mediterráneo por primera vez con 13 años, en un país todavía en blanco y negro y al que ella se abriría gracias al color, a sus acuarelas y a su fuerza.

Su historia, que también habla de amor y habla de cambios, se fue escribiendo con su pincel, que, aunque hubo días que pasó más tiempo en manos de sus pequeños alumnos que en los suyos, nunca le dejó, y así consiguió año tras año sacar todos los colores, incluso los de olas muy grandes que la quisieron llevar con ella, pero no pudieron.

Porque como dijo Shakespeare: su valor, el de la protagonista de su historia y el de mi madre, es más fuerte que el abrazo del mar. Y aquí está a mi lado, esta es su vida, su viaje al océano que yo he tenido el placer de seguir muy de cerca, en sus mejores días muy azules y en sus tempestades.

En sus días en verde y en Gredos, en sus días de Hossegor, en sus días de Málaga, en sus días de Mar de Color, en sus días de 4, en sus días de 3 y en sus días de las dos. En sus días sin Nala y sin Luna... Hasta llegar hasta aquí. Espero que este sea solo el comienzo mamá, el comienzo de una nueva aventura en la que podamos seguirte hasta llegar muy lejos.

Ana

EXPOSICIÓN MI VIAJE AL MAR (MAR DE COLOR, 2020)

Escondida en el interior de una pequeña y acogedora galería de paredes blancas, en el Barrio de las Letras de Madrid, "Mi viaje al mar" nos invita a sumergirnos a través de una serie de acuarelas en una travesía por distintos paisajes marinos. Escenarios surgidos a través de la improvisación y del recuerdo, lugares remotos y soñados o abstracciones de agua y color dan forma a esta exposición individual protagonizada por mi gran madre y artista Mar de color. Estas veintitrés acuarelas de distinto formato, bañadas en su gran mayoría por una gama cromática de azules índigos y turquesas, no solo nos transportan al mar en sus infinitas formas, sino que nos adentran en lo más profundo de los sueños y recuerdos de la artista, a modo de diario pintado en el que nos invita a conocer sus lugares preferidos desde su infancia hasta su presente, desde la sierra de Gredos hasta el frío de Finlandia, atravesando el mar Cantábrico y sumergiéndonos en las profundidades del océano.

Ordenada linealmente, aunque con un recorrido semiabierto, esta exposición se estructura a partir de una serie de temas o conceptos, ligados unos con otros, dando forma a ese viaje a través de los distintos paisajes en los que el agua en general y el mar en particular toman verdadero protagonismo.

En primer lugar, nada más entrar en la galería de arte, sobre una pared de ladrillo descubierto, nos encontramos con un conjunto de seis acuarelas de pequeño formato extraídas de distintos cuadernos de viaje realizados por la artista al natural en sus viajes a las costas cantábrica y mediterránea: "Atardecer I" y "II", "Blue I" y "II", y "Tierra I" y "II". Obras rápidas y precisas que destacan por su frescura y captación del instante vivido y observado, como un acantilado en un día soleado o un atardecer sobre el mar del Norte.

Rodeado por dichas obras, en el centro de la pared de ladrillo atrae nuestra atención una acuarela de mayor formato, de gran fuerza y vitalidad, La tempestad. En esta acuarela se observa con claridad cómo la artista parte en la gran mayoría de ocasiones de un papel mojado y una gota de color que conducen su improvisación hasta un paisaje marino, un océano o un universo, habiendo dado vida, en este caso, a una tormenta en plena alta mar con un barco luchando por mantenerse a flote ante la inmensidad de las olas.

A continuación, en el centro de la sala, sobre la columna blanca que divide los dos espacios de la galería, nos encontramos con la obra estrella de la exposición, "La magia del color". Acuarela también marcada por el caprichoso e impredecible movimiento del agua y el color sobre el papel. Destacando en este caso, en contraste con el cuadro monocromático anterior, la utilización de una amplia paleta de colores de gran intensidad, evocando en el espectador la visualización de un mágico atardecer.

Las tres siguientes obras, las más grandes de la exposición, nos transportan a tres paisajes grabados en la memoria de la artista hasta el punto de no necesitar imágenes reales para plasmar a la perfección tanto su forma como las vivencias y emociones sentidas por cualquier persona que los haya visitado. "Hossegor", una playa infinita y eterna en espacio y tiempo, un lugar donde la fina arena blanca se funde con la espuma de las grandes y feroces olas de un mar de índigos y turquesas, el mar Cantábrico. "Finlandia", un paisaje completamente diferente, frío y helado, donde el relieve montañoso, en tonos también de azules índigo y turquesa, contrasta con el blanco puro del papel, transportándonos a las inmediaciones del mundo, hasta un parque natural de bosques y lagos cubiertos de nieve en las proximidades de Laponia. Y "Calma infinita", trasladándonos a ese mismo paisaje, pero esta vez situándonos directamente sobre el hielo, como si nos hubiésemos acercado hasta esos relieves oscuros antes en el horizonte y ahora bajo nuestros pies.

Continuando la exposición hacia la sala contigua, una inmensa ola de azules turquesa, índigo y cobalto nos adentra directamente en las profundidades del mar ("Vida"). Pero no a un lugar oscuro y misterioso, sino a un mar lleno de luz y color, rodeado de peces y arrecifes de coral. Belleza y felicidad que contrastan con el título de la obra ("Un mar de despedida"). Quizás el lugar soñado por la artista en el que sumergirse y olvidar el dolor de una perdida repentina. Ejemplo claro de que al fin y al cabo sus obras, además de paisajes marinos, son palabras y sentimientos extraídos de lo más profundo de su interior y transformados en diarios pintados.

Siguiendo nuestro viaje por el fondo del mar, el horizonte se desdibuja en las cuatro obras posteriores, llegando a la más pura abstracción a partir de la improvisación. De esta forma, la artista nos invita a adentrarnos completamente en un mar bravo y salvaje en constante movimiento. Este juego de blancos, turquesas, índigos y cobaltos nos absorben hasta tal punto de ser capaces de situarnos en el interior de una ola a punto de romper en ¿Mar o nubes? e Infinito azul, u observando el cielo a través de los reflejos de luz sumergidos en Agua y movimiento I y Agua y movimiento II.

Un viaje inesperado, obra también de gran formato, sirve de punto de unión para conducirnos desde las profundidades del océano hasta un paisaje de nuevo frío y helado. Como si el pequeño banco de peces se fuese transformando en copos de nieve a lo largo de su recorrido desde el azul prusia hasta el blanco del acrílico, ascendiendo a la superficie y llegando a dos paisajes nevados.

En estas dos obras, surgidas también a partir del fluir de las gotas de color en el papel húmedo, la artista juega esta vez con los reflejos del cielo en el agua. Primero a través del nacimiento de una aurora boreal en "Cielos del Norte" y, después, presenciando la blancura de un mar congelado en "Tras la Tormenta". Manteniendo en ambas obras la misma gama cromática de azules turquesa, índigo y cobalto de las acuarelas anteriores, pero destacando en ellas una pureza y minimalismo impecables.

Llegando al final de la exposición, nos encontramos con las tres últimas obras, que rompen por completo con dicha gama cromática mantenida en todo el recorrido, habiendo sido empleados en esta ocasión los verdes vejiga y oliva, además del ocre, aunque manteniendo el azul índigo en algunas pinceladas. En este conjunto ("El color de mi infancia", "Un sueño" y "Añoranza") la artista nos transporta a un paisaje más cálido, pero a la vez frío y con una inmensa calma, donde una barca solitaria, abandonada en el centro de la escena, nos evoca una sensación de nostalgia y tristeza, como si el tiempo se hubiese detenido en aquel lugar, como si sus árboles y montañas se hubiesen convertido en recuerdos.

Con esta barca solitaria la exposición llega a su fin cerrando este "Viaje al mar" al contrario que el ciclo natural del agua, guiándonos desde las profundidades del océano hasta la orilla de una laguna o un río en la sierra de Gredos. Dejándonos de esta manera una sensación de paso del tiempo, como si la artista nos hubiese querido dirigir sin quererlo por un recorrido a través de su vida, retrocediendo desde los azules de su presente hasta llegar a los colores de su infancia.