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Martha Zuik


Martha Zuik
1940–2021


LA HUELLA

Del 3 al 30 de Diciembre 2025

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Martha Zuik(Buenos Aires, 1941–2021)
Artista argentina de proyección internacional, su obra profundamente poética y experimental abarcó más de seis décadas de creación con más de sesenta exposiciones personales en galerías y museos.
Su carrera, fuera de su Argentina natal, comenzó en 1959, año en que presentó su primera muestra individual en París.
Poco después, se unió al grupo “Fantasmagie”, fundado por Aubin Pasque e integrado por artistas como Magritte y Picasso. Con ellos expuso en Bruselas y continuó participando durante más de veinte años en exhibiciones en Francia, Holanda, Alemania, Bélgica y otros países europeos.

Su producción es reconocida en Argentina, Estados Unidos, Alemania y Hong Kong, ha sido objeto de especial atención como emblema del arte argentino contemporáneo.

Desde sus inicios, Zuik exploró el dibujo como un territorio de libertad, donde la línea —como arcilla viva— se transforma en materia expresiva. Su universo visual combina automatismo, abstracción y lirismo, revelando imágenes que laten, respiran y cuentan historias sin palabras.

"La huella no es solo la impronta que alguien ha dejado, sino también una guía que señala el camino para quienes vienen detrás”. No cabe duda de que la obra de Martha Zuik ha dejado una marca profunda y, a su vez, su pasión creadora se convierte en referencia e inspiración para otros que buscan seguir explorando y transformando."

Martha Zuik

Martha Zuik afinó un vocabulario de líneas que no imitan: piensan nudos, injertos, respiraciones del trazo. A los 17 irrumpió en Pizarro (1958) y, desde ahí, encadenó décadas de exposiciones. Partió de un surrealismo íntimo y fue decantando hacia estructuras cada vez más abstractas sin perder el pulso onírico ni la exactitud del oficio. En sus cuadros la forma no ilustra nada en particular: ordena fuerzas. Lo orgánico y lo geométrico se cruzan y la figura, inestable, se vuelve energía.

La relectura institucional colocó el dibujo en el centro, donde siempre estuvo para ella. “Un párpado pleno de savia. Dibujos 1954–1979” en el Sívori dejó claro el programa: cartografiar lo invisible con paciencia gráfica, capa sobre capa, hasta que el plano empiece a respirar por sí mismo. No era “detalle”: era método.

A partir de 2021, “Presencia. Retrospectiva 1966–2020” funcionó como un ajuste de foco. El recorrido de óleos, papeles y alguna pieza tridimensional subrayó la continuidad de un alfabeto propio y puso a dialogar su obra con una escena que, por momentos, la había leído poco o de costado. Ahí se confirmó lo táctil de sus superficies y la tenacidad de una investigación sostenida durante años.

Hay artistas que dejan obra; Zuik dejó, además, una forma de mirar. En sus papeles uno aprende a bajar la velocidad, la línea respira, el blanco hace pausa, el color regula la temperatura de la mente. Por eso su legado no es nostalgia sino lucidez. En tiempos de imagen instantánea, Zuik nos recuerda que el mundo se entiende mejor cuando se dibuja.