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ESTAMPA 2021



ESTAMPA 2021


del 21 al 24 de octubre de 2021




STAND 3A 32

En ESTAMPA 2021 presentaremos un proyecto que aborda las capacidades del arte para transmitir, cautivar y cuestionar, ahondando en diferentes valores y fórmulas estéticas propias de nuestra cultura visual. Mariana Álvarez, entiende el arte de esta manera, como una herramienta social activa que puede precipitar el cambio. El arte debe mostrarnos el mundo tal y como es, y el artista no debe huir de esas verdades que le rodean. Por lo tanto, sus piezas abordan duras escenas del día a día de personas que sobreviven a la escasez y la miseria. Escenas que quizás imaginamos lejanas y por lo tanto desdeñables, pero que en muchos casos están más cerca de lo que creemos.

Un intelectual es el que dice una cosa simple de un modo complicado. Un artista es el que dice una cosa complicada de un modo simple. C. Bukowski Es tarea del artista el mirar, el convertirse en testigo de un gesto, traductor de enigmas, divulgador de secretos y en un creativo seductor. Un corresponsal que transmite a través de volumen, color, sonido, letra o infinidad de técnicas y artes expresivas, todo lo que ocurre en su terreno físico y subjetivo. Astuto y contemplativo, va tras una verdad con el deseo de revelarla como ningún otro o de recrearla para hacerla más atractiva. El arte es verdad y conserva su carácter disruptivo y desestabilizador. Una verdad siempre es germen del cambio.

Pocas son las palabras que aquí podemos trascribir y que nos permitan dilucidar la importancia creativa y crítica presente en la trayectoria y trabajo del maestro José de Martín Simón. Un deseo de experimentación y búsqueda de la trascendencia estética vertebra el conjunto de la obra de este artista, siempre cercano a lo contingente, a las necesidades, desigualdades e injusticias sociales, abordadas con un meditado lenguaje expresionista cargado de materia, objetos encontrados y una simbología propia. Piezas que invitan a la reflexión a través de un aparato expresivo magnético y fielmente comprometido con la filosofía humanista.

Mariana Álvarez Enrique, entiende el arte como una herramienta social activa que puede precipitar el cambio. Debe mostrarnos el mundo tal y como es, sin huir de esas verdades que le rodean. Con la fotografía como base, sus piezas se convierten en síntesis estética, conjugando muy bien los binomios realismo-abstracción, belleza-crudeza y deleite-compromiso. Capas de collage, fondos abstractos y juegos de texturas, con provocativas manchas, derrames y planos de color, todo encuadrado mediante la incorporación de ligeras placas de metacrilato.

El punto de vista desde donde observamos se convierte la mayoría de las veces en la circunstancia más importante a la hora de construir nuestra realidad. El cómo y el qué observamos es una de las herramientas más valiosas de las que dispone el artista para posicionarse ante su entorno y la sociedad. Este es el caso Kiku Poch, artista que a lo largo de los años se ha concentrado en un objetivo claro: transmitir la belleza y fuerza de los mares y su entorno. De esta manera, a través de un realismo objetivo, que no por ello menos fresco y reactivo, nos traslada al fondo marino, retratando a los seres lejanos que en él conviven. A vista de buceador, se nos aparecen animales representados con la prestancia que encontraríamos en cualquiera de las grandes piezas de este género, es decir, la esencia de la dignidad. Una llamada exigente a la defensa de nuestros océanos.

Entender la materia, analizar el espacio y esculpir la realidad o aprehenderla para que nosotros podamos entenderla, es lo que hacen las manos de Jon Alberdi. Las dudas esenciales que han rodeado nuestro efímero paso por este mundo saltan como chispas ante nuestros ojos, mientras sentimos la fuerza del hierro que ha forjado. Líneas ligeras que configuran el aire y que inspiran infinitos resultados. Alegorías de metal y piedra que danzan entre pasado y presente, entre la ciencia y la mitología, entre lo humano y lo divino.

Kiku Poch

Las islas Baleares, la Costa Brava, la Riviera y la Toscana italianas, la Provenza francesa y las islas griegas fueron mi principal fuente de inspiración.
Pinté paisajes hasta 2015.
En 2012 fui invitado por el Consulado General de España en Hong Kong para presentar una exposición individual y dar a conocer allí la belleza del paisaje español.
En 2016, necesitaba un cambio y decidí pintar temas relacionados con el mar pero con un estilo más contemporáneo, pintando detalles de mis anteriores trabajos: Norays, anclas, cabos, cerrojos, cascos de barcos y el efecto del óxido y el salitre sobre los metales fueron los protagonistas. En 2019, a la vuelta de un viaje de buceo por el mar de Andamán, di el giro más radical y auténtico de mi carrera hasta el momento.
He pasado mi vida entera buceando alrededor del mundo y decidí pintar el mar desde otra perspectiva, de la superficie hacia adentro, desde las profundidades.
Mis obras actuales reflejan la gran variedad y la explosión de color de la vida marina, son retratos de peces que miran al espectador intentando atraer su atención, como una llamada desde el mundo del arte a la necesidad de proteger los océanos.

Mariana Álvarez Enrique

FORMACIO´N:

• - Estudios en Academia Bellas Artes Ermua (Bilbao) 1989.
• - Estudios en Casa de la Cultura (Pozuelo de Alarco´n) 1991-1993.
• - Escuela Taller de la pintora sevillana Isabel Blanco (Sevilla) 1994-1999.
• - Escuela Taller de Acuarela de Pilar Alca´zar (Madrid) 1999-2003.
• - Estudios te´cnicas de retrato con la pintora Betsy Westendorpf (Madrid) 2003-2010.
• - Escuela Taller de Arte Abstracto Consuelo Chaco´n (Pozuelo de Alarco´n) 2012-2013.
• - Seminario Experimental de Arte Contempora´neo. UNED (Cuenca) 2013.
• - Seminario de Paisaje Conceptual. Diputacio´n de Granada (Granada) 2014.
• - Seminario de Paisaje Conceptual "A Trave´s del Camino". Santiago de Compostela, Septiembre 2015.
• - Seminario de Arte Abstracto. Cuenca, septiembre 2016.



Martín Simónn

José de Martín Simón es un pintor y escultor español perteneciente al movimiento expresionista abstracto.

La trayectoria creativa de Martín Simón, lo mismo que aúna pintura y escultura, unifica enfoques basados en criterios de ser artista experimental de la Plástica. En pintura, sin complejos, se vuelve anímico ante una mágica ruptura. En escultura, su pila fundamental se basa en símbolos oníricos. El resultado fructífero de ambas artes se le convierte en una vorágine de compleja creatividad difícilmente superable. En 1997, junto con Tàpies, como representantes de la escultura española, expuso su obra en el Bodensee Festival.

Nacido en Gata, en el seno de una familia humilde que se trasladan a Bilbao y con 13 años de edad conoce al pintor Juan Valenciaga, su maestro y quien le aconsejará a ingresar en la Escuela de Artes y Oficios.

Hijo del impresionismo localista vasco, realiza dibujos, acuarelas, pasteles y óleos, primando la utilización de colores terrosos y acogiéndose a las formas estéticas de pintores como Juan de Etxebarría. Dentro de este estilo vasco, intentó ir un poco más lejos, captando el aire y el humo de Bilbao, la negrura de la ría y los barcos carboneros, la neblina, la calima, la humedad del aire, la difuminación de las montañas en la lejanía. Comienza a observar otro tipo de pintura vasca, más expresionista, como la realizada por Aurelio Arteta o Agustín Ibarrola, aunque eran también formas estéticas ya superadas. En el año 1958, cuando llega a su mayoría de edad, Martín Simón comprende que si continúa en Bilbao no podrá seguir evolucionando, y comienza a valorar firmemente la posibilidad de trasladarse a Roma con la intención de estudiar los clásicos y la pintura italiana.

Los años 60. Evolución europea. Roma, París, Bretaña Tras su llegada a Roma, pinta al estilo renacentista motivos y paisajes romanos, más como aprendizaje que como objetivo para su obra. Su relación con Giorgio de Chirico le ayuda a trasponer y trascender toda la obra hecha hasta aquel momento y comenzar a buscar su propia personalidad, fijando su atención en las fórmulas de los pintores del siglo XX y en especial en la idea de la metafísica chiriquiana. En la búsqueda de su verdadera identidad artística, entiende que el surrealismo siempre ha estado solapado en su obra. Decide instalarse un tiempo en París. Pero pronto, sintiendo la influencia de impresionistas y post-impresionistas, decide seguir el camino de Gaugen, que le lleva hacía Bretaña, concretamente a Pont-Avent. Allí realiza una pintura impresionista, captando la temática campesina y poetizando personajes y paisajes típicos bretones utilizando colores atípicos, más propios del medio y sur de Francia que de la Bretaña.

Pero el estatismo y la comodidad no forman parte de su vida, y pronto comienza a sentir que se está repitiendo, estancando. Decide regresar a París y comienza a estudiar grabado en los talleres de La Curriere, unos importantes talleres situados en el Sagrado Corazón donde se estampaban grabados y litografías de los maestros de la época (Picasso, Miró...) Se integra en la Escuela de París, pintando bodegones y personajes más expresionistas. Es en esta época cuando conoce al grupo El Paso y a Juana Mordó, que le lleva a imbuirse dentro del Informalismo. Tras dos años de febril trabajo, una crisis le lleva a comprender que este no es su estilo ni su modo de expresión y quema toda su obra, iniciando una etapa surrealista, dentro de sus fórmulas, que irá transformando su estilo y que comienza con la obra "Colisión".

Regresa a Bilbao a principios de los años 70, con la intención de mostrar a los vascos su evolución. En 1971 se le propone dirigir una galería de arte en Bilbao, que inaugura con una exposición de Antonio Saura y presentación a cargo de Santiago Amón. Tras un año de trabajo decide abandonar la galería para poder dedicar todo su tiempo a la pintura. Los años 70 serán fructíferos y, tras la catarsis ocasionada por su rechazo del informalismo, inicia una nueva etapa donde su estética y discurso serán transformados. A finales de la década, La Gran Enciclopedia Vasca le encarga un libro de bibliófilo titulado "El Tarot", formado por 26 planchas de aguafuerte.

A principios de los 80 viaja a México donde se instala y con motivo de la presentación de su libro, recibe el encargo de realizar otro libro de grabados, esta vez con el motivo "La Tauromaquia", compuesto por 23 planchas de aguafuerte. Decide instalarse en este país, realizando exposiciones, dando conferencias e incluso pintando un cuadro "en directo". Durante toda esta década los símbolos y el discurso en su obra, que ya había evolucionado drásticamente, se transforma siguiendo el camino expresionista aunque dentro, aún, de las fórmulas surrealistas hasta finalizar con la serie de "Los Dioses"(1987), más enraizada en el expresionismo crítico. A finales de los 80, preocupado por la situación política de la época y la falta de ética de la sociedad, decide incluir y recuperar en su obra materiales de desecho (maderas, chapas, clavos, bisagras...) añadiéndolos a una obra mucho más crítica en la que integra una serie de signos, un nuevo alfabeto, con los que se propone denunciar y criticar la amoralidad de la sociedad. Sus cuadros destruyen la simetría matemática del lienzo intentando hacer desaparecer la importancia del cuadro, del marco que alberga la obra.

A partir de 2015, se instala en Alemania. En su obra persiste su filosofía humanista pero se observa un cambio en su estética. Esto lo causa, como siempre, su percepción de la esencia misma de la sociedad en la que se mueve y de la que participa. .

Jon Alberdi

¿Tiene el escultor algo de demiurgo?. Platón nos dice que el demiurgo se compadece de la materia y copia en ella las ideas, obteniendo con ello los objetos que conforman nuestra realidad. Exactamente lo que hace el escultor quien, a semejanza del demiurgo, conforma en el vacío las ideas que se transformarán, a través de la materia, en símbolos y realidades.

Jon Alberdi repuja sus varillas, sus relámpagos, su hierro nacido de la tierra, para ofrecernos ese lenguaje, ese mensaje, su respuesta, desde 1.969 cuando con trece años comienza a trabajar en el taller de Forja Artística de su padre, Juan Alberdi.

He aquí la aparición del hierro. Y no es ésta, la del hierro, una cuestión baladí. El hierro, sí pero, como decía, el hierro que nace de las entrañas de la tierra. Entonces trae consigo, más que cualquier otro elemento, ese enigma que debemos contestar. ¿Que imaginación no ha tramado un asalto al centro de la tierra para descubrir sus misterios?. Como si nos plantásemos ante la Esfinge escuchamos la voz del vacío: "Adivina o te devoro". He aquí que el escultor nos brinda su reto al vacío a través de sus símbolos ideados en ese mismo vacío.

Expresar. Expresar es la palabra. Alberdi nos cuenta entonces que: "A pesar de todo lo que decido, es más lo que me encuentro y mucho más para lo que no tengo explicación". Aquí deja una puerta abierta para el azar. El azar como encuentro fortuito de fuerzas complementarias: lo consciente y lo inconsciente unidos en la creación para constituir esa respuesta al enigma que el artista se propone contestar. Jon Alberdi lo ha hecho a pesar de que sabe, según sus palabras, que es muy difícil realizar obras equilibradas en un mundo desequilibrado. Lo ha hecho fundamentalmente en líneas de investigación artística que lleva desarrollando desde hace largo tiempo y a las que ha definido con los nombres de "Orbitales", "Barrutik", "Emergentes", y "Trazos en el Espacio". Considerando que esa mezcla de formas e ideas dan como resultado su particular interpretación de la naturaleza y el tiempo. Así mismo se ha atrevido a ofrecer sus conclusiones artísticas a la consideración pública en las esculturas urbanas "El lanzador de recuerdos" y "Sonrisas de Sangre Ajena".

La obra de Jon Alberdi crece hasta que en el año 1.993 decide, o simplemente sucede (según sus palabras) que abandona los cenáculos artísticos. Sin embargo no es esta una retirada definitiva: "Nunca me he ido de la escultura, simplemente he reducido prácticamente a cero las exposiciones y demás eventos externos, solo han sabido de mis obras y proyectos mis más allegados... En cualquier caso esto me ha permitido crear, pienso, sin imposiciones de ningún tipo, ni de calendario, ni de tendencias, ni de guiños a la galería.

Si algo tengo que destacar de esta renuncia, es la posibilidad de ralentizar el proceso de una obra, de cualquier obra.

Soy absolutamente paquidérmico en su realización y más aún en su final. Desesperante para los que me conocen. A cualquier leve matiz le veo infinidad de posibilidades, y me lo permito, o simplemente dudo, desechando innumerables variantes, pruebas y maquetas.

A modo de clave breve para entrar en estos mundos, os diré que si os acercais otro día y teneis la suerte de estar solos, pensad que cuando nacieron todas ellas, eran simples tiras rectas de metal. La metamorfosis, la gran diferencia de formas que adopta es el resultado silencioso, de este largo, impredecible, e ilimitado diálogo con el hierro.